CONSEJOS EXTRATERRESTRES EN TIEMPOS DE GUERRA
Por Luigi Benedetti

Desde hace años nuestra sociedad se encuentra inmersa en un triste y macabro escenario, cuya luz al final del túnel se hace cada vez más tenue e imperceptible. Un túnel oscuro y tenebroso que hemos creado con nuestras elecciones miopes y en beneficio personal, con nuestras acciones injustas y egoístas, gracias a las cuales hemos construido nuestra ciudadela encaramada, para defendernos de nuestro enemigo.
CRONICA DEL YOUTUBE EN VIVO DE MARCO MARSILI
Sin haber entendido, sin embargo, que nuestro verdadero enemigo somos nosotros. Nuestro verdadero enemigo es nuestro corazón adulterado y vendido, del cual ahora solo nacen ideas y pensamientos que nos hacen impuros. Nos encontramos encerrados entre los altos muros de nuestra ciudadela hecha de odio, miedo, oportunismo, indiferencia y victimismo, con la ilusión de sentirnos seguros y resguardados de todo lo que sucede afuera. Así que aquí vivimos divididos dentro de nosotros mismos. Divididos entre nuestro espíritu, que aspira a los horizontes infinitos de las lejanas orillas de la creación, y nuestro cuerpo, que alimenta la soledad y la depresión en su pequeña pero segura celda carcelaria. Esas rejas se han convertido en una fuente de seguridad y protección para el hombre, más que en una negación de la libertad de vivir.
Y es por esta eterna guerra interior, entre nuestro yo real y la falsa máscara que usamos todos los días, que nuestra sociedad ve cada vez más guerras y rumores de guerras, que luego repercuten en todos los ámbitos de nuestra existencia: geopolítica, militar, financiera, financiera, social, sanitaria.
Pasando de una pregunta a otra, Marco dio un discurso amplio y general sobre la situación actual a la luz del conocimiento científico y espiritual que nos brindan con un acto de puro amor estos seres altamente evolucionados. Este precioso conocimiento es la clave de nuestra salvación, cuyo rechazo por nuestra parte representaría el rechazo al arrepentimiento que el Cielo nos insta a hacer para cambiar el estado de las cosas. Un arrepentimiento que obviamente implica un acto de voluntad en cada uno de nosotros para dejar ir la casa vieja y construir una nueva, que pone los cimientos sobre roca sólida y que tiene como esqueleto las piedras robustas del conocimiento universal, en las que el hombre se renueva desde que el agua de las enseñanzas cósmicas puedan reinar incorruptible.
Para iniciar este proceso de transformación radical de nosotros mismos, es necesario intentar asociarnos en la medida de lo posible con personas objetivamente más evolucionadas que nosotros, es decir, que hayan resuelto los problemas que nos aquejan, mucho antes que nosotros. Estas personas son la ayuda más concreta que nos ha enviado el Cielo, por lo que observarlas, seguir su ejemplo y colaborar con ellas evita que nos equivoquemos y nos ayuda a adquirir discernimiento en nuestra vida. Como dice el gran Yogananda: "Buscad la compañía de los Santos". Sólo escuchando humildemente a estos hombres cósmicos, que están en el mundo, pero no son del mundo, podremos superar nuestros conflictos internos y en consecuencia mejorar nuestra sociedad. Porque, como dice el eterno Giordano Bruno: "A una nueva concepción del hombre debe corresponder necesariamente una nueva concepción del cosmos". Y el hombre nuevo posee a Cristo en su corazón. Cuando sólo pensamientos de puro amor incondicional surjan de lo más profundo de nuestros corazones, entonces nuestras obras serán dignas de una verdadera humanidad, y todos los conflictos existentes cesarán en un instante.
No podemos pensar en cambiarles la cabeza a los malvados que gobiernan el mundo, porque cumplen una función muy específica deseada por Dios Todopoderoso, por la Inteligencia Divina. La función de los poderosos belicistas es la función que cumple el polo negativo con respecto al positivo, en el camino binario de nuestra dimensión. De hecho, el mal existe, pero sólo tiene una función puramente relativa. El bien, en cambio, es absoluto y lo domina todo. Por eso lo que tenemos que hacer es cambiar la cabeza y el corazón. Como resultado, tendremos gobernantes justos, pacíficos y amorosos. Nosotros mismos somos la causa de todo lo que ocurre en nuestra sociedad, que representa el espejo de la colectividad de los individuos que la componen. Si ahora mismo tenemos ciertos gobernantes es porque los merecíamos. Por eso debemos expresar en lo concreto y en nuestras obras nuestro disenso a sus fechorías, dejando claro a Dios de qué lado estamos. Pero mientras seamos adictos a esta sociedad y actuemos con pereza, entonces Dios nos considerará del lado de los malvados. Todo depende de nosotros y de nuestras elecciones. Es nuestro deber sagrado y santo hacer todo lo que esté a nuestro alcance para mejorar la sociedad. Para el Cielo es suficiente que cada uno de nosotros haga todo lo posible.

Una actitud pueril y egoísta del pueblo no hará más que magnificar el ya apocalíptico escenario en el que se encuentra, con el riesgo de incrementar también situaciones de pérdida de las normales facultades de entendimiento y voluntad de las personas, que se volverían locas y cometerían crímenes contra el prójimo y contra uno mismo. Este fenómeno está bien explicado en varios mensajes del Cielo, que siempre ha advertido a la humanidad de la enfermedad llamada por ellos "Harbar", o "peste de las neuronas del cerebro".
Es una enfermedad pisco-espiritual degenerativa debida a la alteración del equilibrio natural, provocada por ejemplo por pesticidas, frecuencias electromagnéticas nocivas, contaminación en general, visiones de películas o videojuegos violentos, pornografía, materialismo desmedido, pero sobre todo por la contaminación por experimentos y explosiones nucleares y las consecuentes radiaciones que desestabilizan el funcionamiento natural y armónico de todos los dinamismos naturales, alterando el equilibrio del átomo de hidrógeno. Al deteriorar las estructuras físicas y mentales vitales, el Harbar ataca la pineal y otras glándulas endocrinas y distorsiona la producción de hormonas que subyace a las funciones del cuerpo. De esta forma, se crea una desconexión entre el espíritu ego-sum y el cuerpo material y esta disfunción que se genera compromete también el funcionamiento de las neuronas cerebrales, generando conductas destructivas y autolesivas en los humanos.
Luigi Benedetti
20.06.2022
A continuación se muestra el enlace del vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=hgXflQnhzs0
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