JÓVENES EN EL CAMINO ENTRE LA TIERRA Y EL INFINITO, DONDE EL ALMA ENCUENTRA A DIOS

Diálogos con Giorgio Bongiovanni
Por Elena Forgiarini
Hay eventos que ocurren y se desvanecen, sin dejar rastro. Y luego hay otros, raros, que tocan cuerdas profundas, que se imprimen en el alma y siguen resonando dentro de nosotros, como un eco que no se apaga.
El encuentro del 9 de febrero en el centro Awen de Felettano, en la provincia de Udine, fue uno de esos momentos. Una semilla plantada en los corazones de quienes estaban allí, una chispa capaz de encender algo nuevo, de verdad.
EL CÍRCULO DEL ALMA
No es una convención, ni una conferencia formal, sino un círculo de almas, un encuentro sin máscaras, sin roles preestablecidos, sin miedo a ser juzgados.
Un grupo de jóvenes se reúne en círculo, inmerso en una atmósfera íntima y reflexiva. La luz tenue crea un ambiente que invita a compartir y meditar. Sus voces se entrelazan en profundos diálogos, mientras el entorno parece participar silenciosamente en el momento de comunión espiritual.
No había imposiciones, ni directivas. Solo espacio, libertad, autenticidad. El deseo que nos guio en la creación de este encuentro era simple pero poderoso: hacer que los jóvenes se encontraran, se reconocieran, tejieran lazos verdaderos, sin el filtro de adultos dispuestos a decirles qué hacer, quiénes ser.
Y en el centro de todo, Giorgio Bongiovanni. No sólo el director de Antimafia Duemila, sino un hombre que lleva sobre sus hombros un camino, una misión, un don. En una época incierta, en la que los puntos de referencia parecen desmoronarse y los jóvenes vagan a menudo sin brújula, su presencia ha sido una luz en la oscuridad, una guía silenciosa pero poderosa.
Giorgio no ha venido a dar respuestas prefabricadas, ni a erigirse en maestro. Vino a abrir los corazones, a escuchar, a ofrecer con humildad y generosidad todo lo que la vida le ha enseñado. Y los jóvenes, sentados a su alrededor, le escucharon.
Hubo un momento en que el tiempo se detuvo. Una pregunta, luego otra. Preguntas de verdad, preguntas que no surgían de la mente, sino del corazón, de la vida vivida, de las inquietudes cotidianas.
No había separación, no había distancia. Ningún escenario, ninguna barrera invisible entre el que habla y el que escucha. Había una comunidad que se reunía, que se reconocía.
El silencio era denso, cargado de espera. No un silencio vacío, sino una respiración colectiva, un latido suspendido antes de algo grande. Entonces, como un soplo que rosa la superficie de un lago en calma, las primeras notas comenzaron a vibrar.Francesco Iannetti dejó que fuera la música la que hablara. Su bajo, en la tonalidad de LA menor, no era sólo sonido, sino una llamada ancestral, una melodía que se insinuaba en los pliegues del alma, despertando algo antiguo, algo eterno.
Cada cuerda pulsada parecía abrir una puerta secreta dentro de nosotros, un pasaje a un lugar interior donde las palabras ya no son necesarias, donde sólo existe el sentimiento puro y sin filtros. Toda la sala se convirtió en una caja de resonancia de esas vibraciones profundas, un puente invisible entre lo visible y lo invisible.
LA BELLEZA QUE SE ESCONDE DETRAS DEL DOLOR
Giorgio escuchó en silencio, dejando que la música se posara como una bendición sobre las almas presentes. Luego, con voz tranquila y profunda, dijo:

"Memoria, sensualidad, amistad, fraternidad, respeto, deseo de vivir, deseo de justicia: todos estos valores están encerrados dentro de una esfera solar, en cuyo centro está el amor. Esta es la armonía de la música que amas.
Pero también debe haber nostalgia y sufrimiento, que no es cinismo ni autodestrucción. El sufrimiento, el verdadero sufrimiento, es anhelo. El sufrimiento puramente físico, que te produce dolor, que no puedes soportar y que te irrita, no forma parte de esa armonía. El sufrimiento al que me refiero es el que te lleva a amar cada vez más mientras sufres.
Esa es la expresión más grande y hermosa que puede tener el Espíritu Creante, o sea Dios. Y manifiesta ese valor supremo en un gesto inimitable, inalcanzable: el de una madre cuando da a luz a un hijo. El dolor del parto.
Es un sufrimiento que encierra una alegría infinita. Es la manifestación perfecta de la armonía creadora: el parto, el nacimiento. El nacimiento de un universo, el nacimiento de cualquier cosa".
En ese momento, en la sala se respiraba una energía nueva. Las palabras de Giorgio, entrelazadas a las notas apenas desvanecidas del bajo, habían dado forma a algo profundo, universal.
No podíamos haber encontrado mejor manera de abrir la velada. Aquella música era una invitación, una dulce guía que nos llevaba más allá del tiempo y del espacio, hacia nosotros mismos, hacia algo más grande.
LA ILUSIÓN DE LAS DIVISIONES
Durante el encuentro, Simone Cordella sacó a la luz un tema profundo y universal: las divisiones, las etiquetas, los dogmas que separan a la humanidad. Preguntó si no sería mejor abandonar las viejas estructuras y vivir simplemente en el amor y la fraternidad, sin necesidad de dar un nombre a Dios.
Giorgio acogió este pensamiento con respeto, reconociendo su pureza y su valor. Explicó que nuestra batalla también va en esta dirección, porque abolir los dogmas es un objetivo noble y necesario. Sin embargo, subrayó que vivimos en un mundo aun profundamente marcado por guerras, injusticias y separaciones, y que el ideal de una sociedad libre de todo esquema no podrá realizarse en un futuro inmediato, porque aún faltan los valores fundamentales de fraternidad, amistad y respeto.

"El mundo con el que sueñas, - dijo - y que yo también creo que puede existir, sería posible sin sombra de duda si la humanidad viviera en verdadera unión. Pero hoy esta realidad, a la luz de los hechos, sigue siendo una utopía. Por eso debemos actuar con inteligencia, crear proyectos concretos, y a veces incluso aceptar utilizar instrumentos que no nos gustan, como el dinero. No podemos ser extremistas, porque si sólo nos oponemos a lo que nos molesta e ignoramos todo lo demás, acabamos cayendo en una contradicción".
Luego invitó a reflexionar sobre cómo también el dinero es el dogma más grande, el que nos hace esclavos, y sin embargo lo usamos todos.
"Si realmente queremos rechazar cualquier compromiso, debemos rebelarnos contra todo, no solo contra las religiones", añadió.
Pero la verdadera clave no está en renunciar a los propios ideales, sino en hacerlos penetrar en el sistema desde abajo, con astucia y estrategia. Giorgio instó a elegir una causa, un grupo, un movimiento, espiritual o político, en el que reconocerse y luchar por sus valores desde dentro, porque sin un punto de referencia, el riesgo es que la ausencia de reglas desemboque en anarquía, que es aún más difícil de combatir que un dogma.
"Siempre existirá el riesgo de divisiones, por supuesto, - concluyó - pero es un riesgo que debemos correr. La verdadera revolución se produce cuando las ideas se arraigan, cuando logran cambiar la sociedad desde dentro. Sólo cuando seamos realmente hermanos podremos abandonar las etiquetas. Hasta entonces, debemos encontrar los medios adecuados para impulsar el cambio".
FIDELIDAD AL ALMA
Alessandro, toma la palabra y con voz emocionada pregunta:
"hacer lo correcto y mantenerlo en el tiempo no es fácil cuando todo el mundo está en tu contra: lo he experimentado en los últimos días. ¿Qué consejos puede dar para mantener vivo el valor de la justicia?
En respuesta a Alessandro, Giorgio subrayó la importancia de perseguir los propios ideales con determinación, citando el ejemplo de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.
Estos magistrados han dedicado su vida a la justicia, respetando siempre las instituciones y afrontando con valentía la adversidad, incluso hasta el sacrificio supremo. Giorgio destacó cómo, por desgracia, en la sociedad actual el dinero se ha convertido en el principal valor por el que la gente está dispuesta a luchar, a menudo en detrimento de los principios morales y el bien común.
Expresó la necesidad de abolir la excesiva importancia atribuida al dinero, proponiendo que el mérito personal y el reconocimiento público deberían ser los verdaderos criterios para evaluar el valor de un individuo. En una sociedad donde la vida misma se pone en riesgo por el beneficio material, es fundamental redescubrir y promover valores como la justicia, la libertad y la fraternidad, para que el mérito y la integridad prevalezcan sobre el deseo de riqueza.
Interrumpiendo el ritmo de las preguntas, se oyó la voz de Chiara Lautieri.
Su poesía es un himno a la presencia de Dios que danza en nosotros, en el aliento de la vida, en el movimiento del alma, en los vuelos y las caídas, en el momento previo al salto y en la entrega confiada a la música de la existencia.
Sus palabras evocan sutileza, armonía, una melodía sin tiempo en la que somos notas vibrantes, parte de un canto divino que nunca deja de resonar.
Y si a veces nos asalta el temor de que todo se detenga, de que el silencio rompa esta danza, la poesía nos recuerda que Dios sigue moviéndose en nosotros y a nuestro alrededor. Incluso cuando el aliento se desvanece como una puesta de sol invernal, la música del infinito nunca se interrumpe.
LAS PRUEBAS DE LA SOMBRA
Nico levanta la mano para hacer una pregunta a la que muchos, tarde o temprano, se enfrentan: si el diablo siempre está ahí para tentarnos, ¿cómo podemos reconocer cuándo una emoción, positiva o negativa, viene de él para ponernos a prueba? Y, sobre todo, ¿qué debemos hacer en ese caso?
Giorgio responde sin vacilar:

"La respuesta es más simple de lo que piensas. Una emoción es negativa si te aleja de tu misión. Cada día la vida te pone frente a elecciones, algunas parecen tentadoras, prometen satisfacción inmediata, pero si te distraen de la obra, debes tener el valor de descartarlas.
El diablo no llega con grandes señales, trabaja en las pequeñas cosas, en los pensamientos que te hacen posponer, en las excusas que encuentras para no hacer lo que sabes que es correcto.
Te susurra: 'No importa si te retrasas, hazlo mañana'. O te convence de que el rencor está justificado, que el perdón no es para todos. Pero ahí es donde debes detenerte y preguntarte: '¿Esta elección me está acercando o alejando de mi misión? '.
Yo, en caso de duda, lo escucho. Porque Satanás habla, siempre. Y su voz es clara: te invita a abandonar la obra, a creer que no merece la pena continuar. Te dice: "No perdones, no se lo merece". Pero yo sé que la única manera de contradecirle es buscar el camino de Cristo. Debo responderle que ese hermano se ha arrepentido, que siempre hay lugar para el perdón.
Satanás usa todos los medios para alejarte de Cristo y de tu misión. A veces lo hace con dolor, otras veces con ofertas que parecen irresistibles. Pero el punto es siempre el mismo: si algo te distrae de la obra, entonces no viene de Dios. Y entonces depende de ti reconocerlo y elegir conscientemente de qué lado estar."
EL ARTE COMO ESPEJO DEL ALMA
Durante el encuentro, un momento de profunda reflexión fue ofrecido por la proyección del vídeo en blanco y negro de Alessia Miconi. A través de esta representación, Alessia ha puesto al descubierto su fragilidad, expresando una profunda soledad y un alma dividida.
El video muestra su deseo de reconectarse con la fuente de la vida, contrastado por una falta de fe que la inmoviliza en la confusión. Sin embargo, en el final, emerge con fuerza su deseo de volver al punto de origen, donde todo comenzó. Esta obra, en su dramática sencillez y atención a los detalles, ha ofrecido a todos los presentes una ocasión de profunda reflexión y conmoción.
Las preguntas se sucedían sin cesar, tocando temas profundos y variados. Las respuestas de Giorgio parecían venir de otra dimensión, donde la vida fluye en armonía con uno mismo y con todo el universo.
Las palabras de Giorgio han movido algo profundo en todos los presentes. Han sido una invitación a la responsabilidad personal, a dar lo que se es y se tiene para hacer triunfar los valores que llevamos en el alma: la justicia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, el amor. A veces, ha utilizado la firmeza para sacudir las conciencias, exhortando a retomar el camino recto y pidiendo fidelidad, compromiso, constancia y pasión.
Al final, nadie quería irse. Las miradas se buscaban, los corazones estaban abiertos, la sensación era la de haber vivido algo raro, precioso.
EL DON DE LA FIDELIDAD
El trabajo, la constancia, el compromiso y la fidelidad también fueron recompensados en esta velada. Giorgio entregó la estrella a algunos de los jóvenes presentes en la sala: Simone, Nico, Stella y el más joven del grupo, nuestro Luca, generando emociones muy fuertes. Fueron momentos verdaderamente profundos que, descritos con palabras humanas, parecen no hacerles justicia, dada la intimidad de las cosas dichas y vividas.
¿Y ahora? Ahora esa chispa sigue ardiendo dentro de los que estuvieron allí. Porque encuentros como éste no terminan con el final de la velada: permanecen, trabajan en profundidad, abren caminos, crean vínculos.
La noche concluyó con un profundo sentimiento de renovación espiritual. Las palabras de Giorgio despertaron en cada uno de los presentes la conciencia de que el camino de Cristo es un camino de justicia y amor. Este camino invita a un renacimiento interior, instando a cada uno a vivir en armonía consigo mismo y con el universo. Como dijo Paramahansa Yogananda: "El verdadero propósito del yoga es cambiarte a ti mismo, no cambiar el mundo". Del mismo modo, seguir el camino de Cristo significa transformar el propio corazón, irradiando amor y justicia en cada acción cotidiana.
Elena Forgiarini
21 de febrero de 2025