
JUNTOS SE PUEDE CREAR UN MUNDO MEJOR
Por Paolo Di Prima

Hay lugares y conversaciones que las palabras nunca podrán contar ni contener, historias de hombres, mujeres y niños, donde el derecho a la felicidad no es más que un lujo. Hay gritos tan fuertes que nunca quisiera sentir, hay imágenes que nos marcan, hay silencios que nos esculpen como si fuesen bombas. Cada niño del mundo debe tener su paz, cada niño del mundo merece su caricia.
En la vida, sigue siempre a quien te habla de amor y de compasión, mira a quien esta ya en primera línea, a quien ayuda en todo, con una flor, con un vaso de agua, con un trozo de pan, con las manos, con un nuevo aliento y con un abrazo que reviva un día de celebración, y si alguien te pide que vayas a la guerra, viste un vestido blanco y haz tu declaración.
Quienes trabajan por la paz no portan ni venden armas, sino sólo nuevas soluciones para construir un mundo mejor aquí y ahora. Todo lo demás es un desperdicio de vidas y de tiempo, un desperdicio de oportunidades para aprender a amar y ser amado en esta escuela que el hombre llama vida...
Además de intentar crear un mundo donde todos se sientan como en casa, también podemos trabajar para promover la igualdad, el respeto mutuo y la inclusión, para que cada individuo pueda expresarse plenamente a sí mismo realizar su propio potencial.
Que pueda una mano divina junto a una nueva luz humana, guiar también ahora, los pasos hacia un mundo mejor, para no ser siempre rechazados y postergados en cada ciclicidad de eventos que frenan el camino de todos.
Que pueda el Cristo Jesús resucitar y renacer, incluso, como lo ha hecho siempre desde hace dos mil años, cada día, cada momento, cada instante, en cada corazón, en cada ser que recuerda que hay y siempre habrá un Jesús, en quien sufre y uno, en quien ayuda, en espera de que cada ser se sienta nuevamente uno con la fuente, con el todo, con todo aquello que nos circunda, que se pone a nuestro servicio y se entrega de manera incondicionada.
La guerra es la máxima derrota humana, la máxima decadencia del intelecto que, siendo aún principiante, no ha descubierto las potencialidades del corazón...
La más grande realización que el planeta Tierra debería traer como sueño común es el fluir de la alegría y la armonía en el paso, en el vuelo y en el corazón de cada niño, así como en el futuro cercano. Nada nos dice más que la naturaleza que hay abundancia y amor para todos, tal vez, algún día el hombre comience a observar esta energía universal por dentro y por fuera de si, como un único ciclo que nunca dejará de expandirse, porque también resulta ser un regalo de amor.
Quizás, se amará cada vez más porque verá en el otro algo para amar y no para combatir, abandonará la astucia y la malicia y se casará con la inteligencia, esa semilla que te hace llegar tan alto como las secuoyas que se quedan con los pies en la tierra y saben tocar el sol con cada respiro.
Paolo Di Prima
14 de noviembre de 2023