LA BRILLANTE Y ENORME ESTRELLA AZUL

29.07.2025

Por Andrea Macchiarini

"EN UN TIEMPO MUY LEJANO, BRILLABA UNA GRANDISIMA Y AZUL ESTRELLA"
Eugenio Siragusa, el famoso contactado siciliano, tuvo un encuentro inesperado la mañana del 25 de marzo de 1952 que cambió su vida para siempre.
La narración de este importante momento se puede escuchar directamente desde su voz, simplemente mirando esta entrevista concedida en 1993 a la cadena televisiva Telestar.

A partir de ese momento, comenzó a recibir contactos, mensajes y comunicaciones de inteligencias que, según su testimonio, no provenían de este mundo ni de esta dimensión.
En su primer documento, escrito y publicado en 1952, titulado "LAS REVELACIONES DIVINAS", describe la historia de la humanidad en la Tierra desde la formación de nuestro sistema solar. En la página 11, se afirma lo siguiente:

AHORA PONGAN ATENCION Y ESCUCHEN:
EN EL PRINCIPIO, EN UN TIEMPO MUY REMOTO, VUESTRO MUNDO, EL SOL Y LOS DEMÁS PLANETAS QUE GIRAN A SU ALREDEDOR HOY, NO EXISTÍAN. EN SU LUGAR, BRILLABA UNA ENORME ESTRELLA AZUL, VIBRANTE DE FECUNDO AMOR Y PODEROSA LUZ CREATIVA.
OCURRIO UN DÍA QUE DIOS CREÓ, Y DE LA ESPLÉNDIDA ESTRELLA AZUL, NACIERON EL CIELO Y LA TIERRA, Y TODO LO QUE ES Y SERÁ. LA LUZ MUTÓ, SE FRAGMENTÓ Y LLENÓ EL CIELO DE MUCHAS ESTRELLAS PEQUEÑAS, MOVEDIZAS Y VIVACES COMO LAS VIDAS JÓVENES DE TANTOS NIÑOS.
EL HOMBRE AÚN NO ESTABA, PERO DESDE LAS LEJANAS PRADERAS DEL CIELO, OBSERVÓ LA MARAVILLOSA Y ETERNA CREACIÓN DE DIOS.
DIOS HABÍA CREADO NUEVAS CUNAS DE VIDA, DE OPERATIVIDAD, DE PAZ Y DE AMOR. DIOS HABÍA FECUNDADO Y CREADO, CON EL PODER DE SU AMOR, EL NACIMIENTO Y EL CRECIMIENTO DE UNA PARTE DE SÍ MISMO, EL INMUTABLE Y ETERNO DEVENIR DE SU INCONMENSURABLE NATURALEZA.
[…]

Hay que tener en cuenta que este informe fue escrito en 1952. Estamos hablando de hace más de 73 años, al momento de la publicación de este artículo.
La información proporcionada en este breve extracto anterior afirma que antes de la existencia de nuestro Sol, «BRILLABA UNA ESTRELLA MUY GRANDE Y AZUL, VIBRANTE DE FECUNDO AMOR Y UNA POTENTE LUZ CREATIVA».
Posteriormente, «LLEGO UN DÍA QUE DIOS CREÓ...», «...LA LUZ AZUL MUTÓ, SE FRAGMENTÓ Y LLENÓ EL CIELO DE MUCHAS ESTRELLAS PEQUEÑAS, MOVEDIZAS Y VIVACES COMO LAS JÓVENES VIDAS DE TANTOS NIÑOS».
Partiendo de estas descripciones sintéticas y precisas vamos a ver cuáles son los actuales descubrimientos científicos en el ámbito astronómico, astrofísico y geológico y las teorías más acreditadas sobre la formación de nuestro sistema solar y por tanto del planeta en el que vivimos.  

Página 11 del escrito "LAS REVELACIONES DIVINAS" de Eugenio Siragusa (1952)
Página 11 del escrito "LAS REVELACIONES DIVINAS" de Eugenio Siragusa (1952)

DEL CIELO A LA TIERRA

JUSTICIA - PAZ - AMOR
EL ANUNCIADOR
EUGENIO SIRAGUSA
-11-
Ω

AHORA PONED ATENCION Y ESCUCHAD:
En un principio, en un tiempo muy remoto, vuestro mundo, el sol y los demás planetas que giran a su alrededor hoy, no existían. En su lugar, brillaba una gran estrella azul, vibrante de amor fecundo y poderosa luz creativa.
Sucedió un día que Dios creó, y de la espléndida estrella azul nacieron el cielo y la tierra, y todo lo que es y será. La luz azul se apagó, se fraccionó y llenó el cielo de muchas estrellitas, movedizas y vivaces como la vida joven de muchos niños.
EL HOMBRE AÚN NO EXISTÍA, PERO DESDE LOS PRADOS LEJANOS DEL CIELO, CONTEMPLO LA MARAVILLOSA Y ETERNA CREACIÓN DE DIOS.
Dios había creado nuevas cunas de vida, trabajo, paz y amor. Dios había fecundado y creado, con el poder de su amor, el nacimiento y el crecimiento de una parte de sí mismo, un devenir inmutable y eterno de su naturaleza inconmensurable.
EL HOMBRE, ANTES DE SER TAL, CONOCIÓ Y VENERÓ EL ARTE CREATIVO DEL CREADOR PORQUE, EN VERDAD, FUE Y ES UNA MINIATURA PERFECTA DE SU INMENSA NATURALEZA.
ÉL FUE Y ES EL CORAZÓN DE DIOS, SU LATIDO Y SU ALIENTO, SU IMAGEN, LA PERFECTA SEMEJANZA DE SU INTELIGENCIA, DE SUS MOVIMIENTOS, DE SU OBRA, DE SU AMOR CREADOR, DE SU INCONMENSURABLE PODER.
ÉL SABÍA Y DEBÍA SABER QUE DIOS LO CONTIENE Y LO COMPENETRA, QUE NO ESTÁ FUERA DE ÉL SINO DENTRO DE ÉL, EN LOS ÓRGANOS MARAVILLOSOS DE SU NATURALEZA INTERNA, DE SUS ESTRUCTURAS MUTABLES Y ETERNAS.

LA FORMACIÓN ESTELAR PROVOCADA POR UNA BURBUJA "WOLF-RAYET" COMO ORIGEN DEL SISTEMA SOLAR

Tratando de explicar este tema de forma sintética y sencilla, podemos afirmar que actualmente la formación de nuestro Sistema Solar se explica por una teoría llamada "hipótesis nebular": fue propuesta inicialmente por el filósofo alemán Immanuel Kant en 1755 e independientemente por el científico y astrónomo Pierre-Simon Laplace.
Esta teoría afirma que el Sistema Solar se originó a partir del colapso gravitacional de una nube gaseosa: en otras palabras, una gran nube de hidrógeno en el espacio comenzó a condensarse. Se estima que la nebulosa tenía un diámetro aproximadamente 2,5 veces mayor que el de nuestro Sistema Solar actual y una masa de entre 2 y 3 veces la del Sol.

Se cree que la condensación de esta enorme nube gaseosa de hidrógeno fue provocada por una fuerza interferente (probablemente una supernova cercana), que comprimió la nebulosa, empujando materia hacia el interior y provocando su colapso. Durante el colapso, la nebulosa comenzó a rotar más rápidamente (según la ley de conservación del momento angular) y a calentarse. Debido a la acción de la gravedad, la presión, los campos magnéticos y la rotación, la nebulosa se habría aplastado en un disco protoplanetario con una protoestrella en su centro que se contraería y crecería.
Inicialmente, esta nube gaseosa de hidrógeno habría estado compuesta aproximadamente por un 98 % de hidrógeno y el 2 % restante de elementos más pesados, creados mediante la nucleosíntesis de generaciones anteriores de estrellas. En pocas palabras, este 2 % de elementos más pesados que el hidrógeno (prácticamente todos los elementos que conocemos) se creó dentro de estrellas preexistentes gracias a reacciones naturales de fusión nuclear mediante las cuales las estrellas emiten grandes cantidades de energía.

Bueno, en las décadas contemporáneas a nosotros esta teoría inicial de 1755 ha sido enriquecida y corregida: además, en 2012 comenzó a ser complementada con un dato muy importante.
Cinco científicos de la Universidad de Chicago, entre ellos astrónomos, astrofísicos, geofísicos y físicos, explicaron claramente en un artículo científico publicado, cómo nuestro Sistema Solar, e incluso las estrellas más cercanas a nosotros, se crearon mediante la actividad de una estrella Wolf-Rayet.
Esta investigación, publicada el 28 de diciembre de 2017, se titula "Inicio de la formación estelar en el interior de una burbuja- esfera- de Wolf-Rayet como origen del Sistema Solar" y contiene información muy interesante que mencionaremos a continuación.
Además, cinco años antes de la publicación de esta investigación recién mencionada, otros dos científicos habían publicado un artículo científico similar a este. El primero de ellos trabaja en el Museo Nacional de Historia Natural de París y el segundo en el Observatorio Astronómico de la Universidad de Ginebra.

El 29 de agosto de 2012, en su artículo científico titulado "Genealogía del Sistema Solar revelada por radio-nucleídos extintos de vida corta en meteoritos", ya habían teorizado, de forma similar al estudio más reciente, que el nacimiento de nuestro Sistema Solar se produjo tras la explosión de una estrella Wolf-Rayet. Además, estos dos investigadores también asignaron arbitrariamente un nombre a esta estrella progenitora del Sistema Solar: Coatlicue.
Este nombre "no oficial", aún no aceptado por la comunidad científica, fue propuesto por Matthieu Gounelle y Georges Meynet, autores del artículo recién citado y publicado en "Astronomy & Astrophysics, volumen 545 (id.A4) de 2012. Este nombre fue elegido porque en la cosmogonía de la cultura azteca, Coatlicue es la diosa madre del Sol.

Es importante tener en cuenta un hecho: estos dos artículos científicos mencionados fueron publicados por primera vez respectivamente a una distancia de 60 y 65 años del documento titulado "LAS DIVINAS REVELACIONES" escrito por Eugenio Siragusa en 1952.


LAS ESTRELLAS DE WOLF-RAYET: BRILLANTES Y ENORMES ESTRELLAS AZULES

Resumamos ahora en términos generales los descubrimientos que han llevado a astrónomos, astrofísicos y geólogos a explicar la formación de nuestro Sistema Solar tras la actividad y explosión de una estrella Wolf-Rayet.
Ya abordamos este tema hace un año aproximadamente en un artículo anterior sobre la formación y el origen del Sol; ahora intentaremos ofrecer una explicación un poco más detallada.

Primero, aclaremos el significado de este singular nombre: en 1867, los astrónomos franceses Charles Wolf y Georges Rayet, utilizando el telescopio del Observatorio Astronómico de París, descubrieron tres estrellas en la constelación del Cisne que eran muy diferentes de las demás. Gracias a sus estudios muy tempranos en aquella época, esta clase de estrellas recibe el nombre de sus descubridores.
Las estrellas de tipo Wolf-Rayet (abreviadas como W.R.) son estrellas masivas, con al menos 20 veces la masa del Sol al nacer. Experimentan una extensa evolución durante sus "cortas vidas estelares" (durante su "secuencia principal"), son muy calientes en comparación con la temperatura promedio de las estrellas de nuestra galaxia. Suelen ser estrellas eruptivas, lo que significa que generan potentes y frecuentes erupciones de masa coronal desde sus "superficies".

Su color característico va desde el blanco azulado, pasando por el azul claro, hasta el azul para las más grandes.
Estos colores varían según la temperatura superficial correspondiente, entre 29.000 °C y 200.000 °C.
Se trata de estrellas muy luminosas, con una luminosidad que oscila entre cientos de miles y millones de veces la del Sol, aunque en la banda de luz visible no son excepcionalmente brillantes, ya que la mayor parte de la radiación electromagnética que emiten está en el rango de frecuencias ultravioleta y de rayos X.

Fotografía de WR-134, una estrella de tipo Wolf-Rayet en la constelación del Cisne
Fotografía de WR-134, una estrella de tipo Wolf-Rayet en la constelación del Cisne

La estrella en cuestión es el punto azul en el centro de la "burbuja" azul. Incrustados en las nubes interestelares de gas y polvo de la región del Cisne, los complejos y brillantes arcos azules son secciones de burbujas o capas de material creadas por el potente "viento estelar" de la estrella. Las estimaciones de su distancia sitúan a WR-134 a unos 6.000 años luz de distancia.

Los potentes vientos estelares que emiten, simplemente dispersan las capas externas de la estrella en el espacio interestelar circundante. Las estrellas masivas de tipo Wolf-Rayet transforman el hidrógeno del que están formadas y los elementos más ligeros mediante reacciones de fusión nuclear a un ritmo prodigioso y cuando este se agota completamente en su interior, terminan esta fase de la evolución estelar en un cambio espectacular: una explosión de supernova. Estos vientos estelares y la fase final de la supernova enriquecen el espacio interestelar con elementos pesados que se incorporarán a futuras generaciones de estrellas. (Crédito: Wissam Ayoub)


LA GÉNESIS DEL SISTEMA SOLAR SEGÚN LOS "RADIONUCLEIDOS EXTINTOS DE VIDA CORTA EN METEORITOS"

Todo parte del hallazgo de cuatro elementos particulares en los meteoritos que vagan por el Sistema Solar: se llaman isotopos y son elementos en los cuales los átomos que los forman tienen un número diferente de protones y neutrones respecto a la forma más abundante que existe normalmente.
Son el aluminio-26, el hierro-60, el hafnio-182 y el paladio-107.

En su publicación científica de 2012, los científicos Matthieu Gounelle y Georges Meynet explican cómo la presencia actual de aluminio-26 y hierro-60 en meteoritos indica que su abundancia era mucho mayor en la época de la formación del Sistema Solar. Los isótopos son átomos inestables y están sujetos a transformación con el tiempo.

En resumen, las cantidades de estos dos isótopos radiactivos (y, por lo tanto, inestables) que se encuentran hoy en día indican su origen: la única fuente conocida capaz de producirlos en grandes cantidades es una estrella Wolf-Rayet. Se cree que el aluminio-26 se produjo por el viento estelar altamente energético emitido por este tipo de estrella, mientras que el hierro-60 se liberó del núcleo interno durante la transformación en supernova de esta estrella Wolf-Rayet.
Todos los hallazgos de los dos isótopos que acabamos de mencionar, tanto en asteroides caídos a la Tierra como en aquellos que vagan por el Sistema Solar, son más antiguos que el propio Sistema Solar, es decir, se formaron antes de la condensación de la nube de gas de hidrógeno que en un pasado lejano estaba presente en el lugar del actual Sol y los planetas actuales.

Figura 1 (c) tomada de la publicación científica "Genealogía del Sistema Solar revelada por los radios-nucleídos extintos de vida corta en meteoritos" del 29 de agosto de 2012, cuyos autores son los franceses Matthieu Gounelle y Georges Meynet
Figura 1 (c) tomada de la publicación científica "Genealogía del Sistema Solar revelada por los radios-nucleídos extintos de vida corta en meteoritos" del 29 de agosto de 2012, cuyos autores son los franceses Matthieu Gounelle y Georges Meynet

La figura anterior intenta esquematizar la formación de nuestro Sistema Solar. El anillo morado simboliza una capa de material que contiene una combinación de estos dos isótopos muy antiguos: el aluminio-26 se habría formado mediante la emisión masiva de viento estelar, mientras que el hierro-60 se habría formado mediante la transformación en supernova (explosión) de estrellas preexistentes. Los símbolos verdes simbolizan la formación de otras estrellas de nueva generación a partir de esta capa, mientras que el símbolo amarillo representa nuestro Sol.

Cabe destacar la descripción que figura en la última frase del pie de la foto de la Figura 1 (c), es decir, la imagen que reproducimos arriba. Este pie de foto dice textualmente:
Nuestro Sol, nacido en la corteza estelar junto con varios cientos de estrellas de baja masa, se muestra en amarillo.

En este artículo científico se plantea la hipótesis de que hace aproximadamente 4.600 millones de años, tras la existencia y transformación en supernova de esta estrella Wolf-Rayet preexistente, llamada provisionalmente Coatlicue, se formaron cientos de sistemas estelares, los más cercanos a nosotros en la galaxia.


LAS DEVOLUCIONES ACTUALES AL ESCRITO DE EUGENIO SIRAGUSA DE 1952

Aunque el texto examinado es relativamente breve, los comentarios actuales con respecto a lo escrito por Eugenio Siragusa en 1952 son diferentes.
Por ejemplo, en esta frase: 

[…]
Resume en pocas palabras la génesis del Sol y los planetas que lo orbitan, la naturaleza y las características de la estrella de clase Wolf-Rayet, ahora llamada extraoficialmente Coatlicue, que en 2012 y 2015 se planteó como la causa física del nacimiento de nuestro Sistema Solar.


En esta frase:
[…]
Un día Dios creó, y de la espléndida estrella azul, nacieron el cielo y la tierra, y todo lo que es y será. […]
se explica con palabras simples y al alcance de todos que desde esta "estrella azul" inicial se desarrolló la creación de nuestro Sistema Solar y de nuestro planeta Tierra, tal como lo conocemos hoy y cómo será en el futuro.

Además, con esta frase:

LA LUZ AZUL CAMBIÓ, SE FRAGMENTÓ Y LLENÓ EL CIELO DE TANTAS PEQUEÑAS ESTRELLAS,
TAN MÓVILES Y VIVACES COMO LA JOVEN VIDA DE TANTOS NIÑOS.

Está escrito claramente que «la estrella azul» mutó, o cambió, transformándose casi con certeza en lo que hoy llamamos supernova: se fragmentó.
Las publicaciones científicas contemporáneas citadas anteriormente sugieren que las actividades de esta estrella Wolf-Rayet preexistente —es decir, su viento estelar y su posterior transformación en supernova— dieron origen a cientos de nuevas estrellas (sistemas estelares), incluido el nuestro: «MUCHAS PEQUEÑAS ESTRELLAS, MOVEDIZAS Y VIVACES COMO LA VIDA JOVEN DE MUCHOS NIÑOS».

Finalmente, quisiera aclarar que este artículo no pretende explicar los escritos de Eugenio Siragusa ni el contenido de los mensajes "Del Cielo a la Tierra" que recibió y difundió. Su única y simple intención es examinar aspectos de su contenido y, con humildad y en la medida de lo posible, comparar lo dicho, escrito y transmitido hace más de setenta años con los descubrimientos científicos actuales, la era de los observatorios astronómicos digitales y los telescopios espaciales en órbita.

Andrea Macchiarini
23 de julio de 2025