UNA NUEVA HUMANIDAD GUARDIANA DE LA TIERRA

19.04.2025
















.

Por Giovanni Bongiovanni

Queridos amigos,

En esta historia siento el profundo deseo de compartir con ustedes un pensamiento que surge de la experiencia que estoy viviendo aquí en Brasil, una tierra que, una vez más, me habló con la fuerza de su naturaleza y su gente.

La Resurrección no es sólo un acontecimiento espiritual, sino también un poderoso símbolo de renacimiento colectivo que es posible incluso donde ahora todo parece comprometido. Es con este espíritu que quiero desear que todos trabajemos juntos para el nacimiento de un mundo.

Aquí, entre las comunidades indígenas de Brasil y otras realidades sociales extraordinarias que he encontrado, he visto con mis propios ojos que una nueva humanidad ya está en camino. Son mujeres y hombres que, muchas veces en silencio, luchan cada día para salvar sus vidas. 

Son las mismas comunidades que nos ofrecen oxígeno, literalmente, defendiendo los bosques que la lógica destructiva de la globalización, hijas de un modelo económico miope y depredador, quisiera borrar.

"¡Gratitud a los guardianes del bosque!

"Me conmovió profundamente visitar lugares donde, hasta hace unas décadas, la deforestación había borrado todo rastro de vegetación para dar paso a grandes plantaciones de café. Aquí, en el Estado de Río de Janeiro, he visto florecer nuevamente hectáreas y hectáreas de bosque.
Un ejemplo emblemático es el Bosque de Tijuca, que fue fuertemente deforestado en el siglo XIX para dar paso al cultivo del café. Esta explotación indiscriminada provocó graves consecuencias ambientales, incluida una progresiva escasez de agua potable en Río de Janeiro, al secarse los manantiales de montaña con la pérdida de la cubierta forestal. 

Ante esta emergencia, el emperador Don Pedro II ordenó un vasto proyecto de reforestación, gracias al cual se plantaron más de cien mil árboles, en su mayoría especies nativas de la Mata Atlántica.
Pero el renacimiento del bosque fue posible sobre todo gracias al trabajo incansable de personas afrodescendentes, entre los diversos artistas, entre ellos, Eleutério, Constantino y Manuel, que se encargaron físicamente de plantar los árboles entre 1861 y 1887, bajo la supervisión del mayor Manuel Gomes Archer. 

Hoy se les dedica una estatua conmemorativa en el interior del bosque, señal tangible de reconocimiento del papel esencial que tuvieron en la restauración ecológica de este lugar.
Otro ejemplo potente es el del Bosque de Bracuí, donde, tras la abolición de la esclavitud, el ex terrateniente donó las tierras a los esclavos liberados. Allí se establecieron las comunidades quilombolas (descendientes de esclavos africanos rebeldes durante los años de la colonización), que siguiendo su cultura de respeto por la naturaleza dejaron que el bosque volviera a crecer espontáneamente. 

Hoy esa tierra, una vez explotada y despojada, ha vuelto a convertirse en un pulmón verde, gracias a la tutela silenciosa de quienes eligieron la tierra y la libertad.
En menos de un siglo, hombres y comunidades visionarios han devuelto a la Tierra lo que había sido destruido, reconstruyendo selvas exuberantes y poderosas.

Fue una lección extraordinaria, por tanto la reconstrucción es posible. Incluso cuando todo parece perdido, incluso cuando el suelo parece árido y estéril, la vida puede renacer. Se necesita fe, visión, coraje y un amor inquebrantable por la Tierra y las generaciones futuras.

Entonces ahora, este es mi augurio pascual: Que nosotros también como estos custodios del bosque podamos ser sembradores de nueva vida. Que creamos e invirtamos nuestras energías en la construcción de una humanidad fundada en el equilibrio, en el respeto, en la belleza de la diversidad, en lo sagrado de la naturaleza, en la unión entre los pueblos de la Tierra. Es un camino que conozco de cerca y que he vivido directamente, gracias al trabajo que venimos realizando con Argentina, donde comunidades indígenas y familias vulnerables siguen luchando por la dignidad, el agua y la tierra.

Gracias a estas comunidades y a todas las realidades que, en cada parte del mundo, resisten y construyen. Nos recuerdan que otro futuro es posible. Que una nueva humanidad realmente pueda surgir de las cenizas del sistema actual.


Felices Pascuas de Resurrección para todos nosotros.
Giovanni Bongiovanni, presidente de FUNIMA Internacional
19 de abril de 2025