¡Peor que Hitler!
15.01.2022

Giorgio Bongiovanni 15 de enero de 2022
El genocidio de los Estados Unidos de América contra los Pueblos Indígenas
Se comete un crimen de opinión si se dice que los Estados Unidos de América, el país que siempre se ha jactado de ser un ejemplo de democracia en el mundo, ha llevado a cabo, contra los Pueblos Nativos, un genocidio igual al perverso, nefastos, feroces y sangrientos cometidos por Hitler y los nazis contra los judíos y contra la humanidad?
No, no se comete ningún delito. La diferencia es que este Holocausto no se menciona en los libros de historia.
Corría el año de 1876 cuando Estados Unidos estableció los campos de concentración de los nativos (las reservas) para implementar su propia "solución final".
No fue suficiente la matanza de bisontes, que de hecho había privado a los nativos de fuentes de sustento.
Esas reservas fueron pensadas como campos de reeducación, luego guetos, finalmente islas de residencia, donde aquellos Pueblos Originarios pudieran mantener sus costumbres. Pero la realidad es bastante diferente.
Baste decir que recién en 1924 los indígenas adquirieron el derecho al voto.
Expropiados de sus tierras, los Pueblos Originarios de América fueron perseguidos, asesinados y despojados de todo.
No solo los terrenos en los que fueron confinados injustamente eran infértiles o se utilizaban como vertederos o puntos de recogida de residuos radiactivos, contaminando irreversiblemente a la "Madre Tierra".
Este indecible holocausto ha continuado en el tiempo de manera inexorable y perversa, con el fin de mistificar la imagen del pueblo estadounidense, señalado en cambio como portador de la democracia y la libertad.
Las cifras hablan de cien millones de muertos, sacrificados sin remordimientos en el altar del lucro y la especulación, a los que habría que sumar las cifras de víctimas que aún sufren violencia y abusos.
A lo largo de los años, muchas mujeres han sido esterilizadas en contra de su voluntad y, para completar el exterminio, los gobiernos de los Estados Unidos han continuado con el exterminio masivo mediante la realización de pruebas nucleares en las mismas tierras donde los nativos fueron obligados a vivir.
Gionata Chatillard lo explica clara y dramáticamente en un artículo publicado en"La Casa del Sol" que demuestra cómo la tribu Shoshone, distribuida en los territorios entre California y Wyoming, ha tenido que soportar más de 900 pruebas atómicas desde 1951.
Al leerlo entenderás por qué se puede decir que la población blanca trató a los pieles rojas de la misma manera que Hitler trató al pueblo judío.
"Desde 1951 -escribe Chatillard- se han realizado alrededor de un centenar de pruebas nucleares en la atmósfera y más de 800 pruebas subterráneas en los territorios de los Shoshone, lo que corresponde a un total de 620 kilotones. Para hacer una comparación, el impacto de la bomba atómica lanzado sobre Hiroshima en 1945 era igual a 13 kilotones". Y desde entonces en esos territorios ha habido muertes prematuras, nacimientos con malformaciones y un desarrollo anormal de tumores y enfermedades.
¿Qué tiene que envidiar todo esto a las atrocidades perpetradas por los nazis en los campos de concentración? Nada. Absolutamente nada.
Y lo que es aún más grave es que Estados Unidos realizó estos experimentos engañando a los nativos con firmas de tratados, escritos en un idioma que obviamente los nativos ni siquiera conocían, con lo cual se le dio carta blanca a Estados Unidos.
Los gobiernos estadounidenses nunca han sido juzgados por ningún tribunal internacional por estos graves crímenes de lesa humanidad.
¿Cómo se puede considerar a Estados Unidos (entre otras cosas, el único país que ha lanzado una bomba atómica sobre un enemigo, que ya ha sido derrotado), como un país modelo de democracia y libertad donde se han realizado pruebas nucleares contra su propia población?
Por eso, muchos gobiernos americanos, pasados y presentes, con sus máximos representantes del poder, con sus diabólicas y perversas contradicciones, pueden ser considerados a la par, si no peor, que Hitler.
Afortunadamente, los Estados Unidos de América también son otra cosa.
Porque EE. UU. es también el hogar de activistas, artistas, deportistas, intelectuales y periodistas que también han sabido encarnar los valores revolucionarios de la humanidad y se han sacrificado por la igualdad de derechos del pueblo estadounidense.
Figuras como los hermanos Kennedy, Martin Luther King, Malcom X, Abraham Lincoln, Marlon Brando, Muhammad Ali y muchos otros.
En su nombre también, la esperanza es que algún día ese edificio de papel maché, llamado ONU, tenga el coraje de juzgar a las autoridades estadounidenses por este gravísimo genocidio cometido contra los indígenas.
Una eventualidad por ahora nada más que utópica.
Reelaboración gráfica de Paolo Bassani
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