DESARROLLAR MECANISMOS DE REGULACIÓN

Reportaje al Dr. Alberto Cormillot, un pionero en lo que es la lucha de la obesidad.
H M D T:
Hace 40 años atrás, mi mamá antes de que me fuera a vivir a Tierra del Fuego, me preparaba cosas que usted enseñaba ya que siempre tuve que luchar contra la obesidad, creo que uno no la vence nunca.
¿Usted considera que la obesidad es un tema que está instalado en la sociedad con la dimensión que realmente tiene?
A C:
Para nada, ni acá ni en casi todo el mundo, es un tema que está bastante minimizado, subestimado. Cuesta trabajo instalarlo como una enfermedad, la gente lo toma más como un "estado" y se mezcla con el discurso de los cuerpos homogéneos, que todos los cuerpos pueden ser distintos y tiene la misma lógica que la presión arterial. Decir que todas las personas pueden tener una presión arterial distinta es cierto, pero si medís 18/12 seguramente vas a tener más posibilidades de sufrir un accidente cerebro vascular que si tenes 13/8 o 14/9.
Lo mismo sucede con el aumento de peso, si una persona tiene exceso de peso va a tener más posibilidades de tener problemas y complicaciones de salud. ¿Las va a tener seguro? No. ¿Tiene más chances? Sí. Podríamos decir que una persona diabética es homogénea con la glucemia, ¡No! tenes más de 95 tenes diabetes, vas a perder la vista, los riñones y corazón. Este es un tema serio pero malamente percibido por la sociedad.
H M D T:
¿Por qué hay que acogerse siempre a recursos de amparo con una problemática que pone en riesgo la vida de la gente aún, existiendo leyes? Yo sé que usted trabajo muchísimo para la ley de obesidad y patología alimentaria, por ejemplo, con algunas de las enfermedades que usted recién estaba mencionando.
A C:
No sacan la debida cuenta que lo que no gastan en el tratamiento de la obesidad lo gastan en las complicaciones, pero como no está arreglado quien debe tratar, muchas veces ponen a personas que tienen algún título pero que no son idóneas. Por ejemplo, yo como médico puedo operar pero no soy idóneo, no soy cirujano. Como médico podría ver a alguien de la vista, pero no soy experto en oftalmología -no me puedo anunciar como oftalmólogo, pero puedo ver un problema de la vista. Así aparecen cirujanos plásticos que no son cirujanos plásticos y operan. En la obesidad al no existir especialidad, eso facilita mucho que la atención sea hecha por personas que no están entrenadas.
H M D T:
Una oyente de Buenos Aires, me dice que a raíz de la desesperación de verse en un estado de obesidad que avanza, el gordo busca siempre la pastillita o el polvito mágico, el mecanismo que le permita poder seguir con su estilo de vida sin pensar ni tomar conciencia en lo que propone usted, que es un cambio en el mecanismo de vida. ¿Qué opina usted de todos estos magos que venden la dieta Keto, u otras cosas que terminan en estafa como paso con un producto hace tiempo atrás, que descubrieron que era talco después del dinero que le sacaron a tanta gente?
A C:
Desde que el mundo es mundo se ha creído en distintos tipos de magia habiendo personas más crédulas que otras, esto tiene que ver con la educación, la cultura de la comunicación y del pensamiento crítico que tenga una sociedad.
Lamentablemente no está instalado que es un problema de salud y cuando se lo instala, se piensa que hay que hacer un esfuerzo fenomenal para alcanzar la meta y es ahí, donde la gente lo esquiva porque existe una expectativa de descenso que es muy difícil para la mayoría de las personas, porque se lo piensa como un descenso muy rápido, muy violento, un peso al que cuesta llegar y la persona abandona.
Si la gente aceptara un descenso de peso más razonable no sería tan complicado el tema y la gente no buscaría tanto la magia.
Si se aceptara como una enfermedad, como toda enfermedad no responde como a uno le parece sino que responde de acuerdo a las enfermedades. Torcer la tendencia biológica que tiene un cuerpo cuesta trabajo si uno no lo hace con mucho tiempo.
H M D T:
A veces, se cae también en lo irreversible de las anfetaminas con algunos que las venden como medicación homeopática y que terminan en un efecto rebote y afectando el sistema nervioso de manera irrecuperable.
¿Si usted pudiera hacer una autobiografía de un gordo que diría sobre lo que hay detrás de esa obesidad?
A C:
En realidad, uno debería hacer una biografía de todos los antecesores porque en realidad, el hombre empieza a engordar cuando comienza a tener comida a su disposición, que es cuando empieza con la agricultura y la ganadería. En los últimos 200 años apareció la industria de la alimentación y eso, fue otro empujón grande para la gordura. En los últimos 60 años los medios de comunicación masivos con las bebidas azucaradas y el marketing resolvieron el problema de la desnutrición por un lado, ya que bajo notablemente la gente con hambre en el mundo, -unos 800.000.000-, pero hay 2.000.000.000 de personas con exceso de peso. Hay un ambiente obesogénico.
Después hay personas que tienen una carga genética y a las que les es más fácil engordar y que deben ver que hacen con esa enfermedad. Es ahí en donde intervienen los controles psicológicos y los estados de ánimo, porque una cosa es tener una enfermedad, y otra cosa es ¿Qué hago yo con la enfermedad? Lo psicológico puede dar entrada desencadenante pero no es causante, y en la salida solamente lo psicológico importa.
H M D T:
Sabemos que hay una edad en el ser humano -cuando somos pequeños- que es cuando se manifiestan conflictos que nos impactan y quedan instalados en el niño interno y que desembocan a veces, en un adulto obeso. Hay personas a las que esta situación de tanta dinámica de problemas les genera la necesidad de estar siempre comiendo...
A C:
Cuando la gente comienza a expresar sus malestares a través de la comida buscamos un reordenamiento y vemos como transmitirle a esa persona el manejo del estrés. Hay técnicas que incluyen enfoques diferentes, hay personas que se calman con la meditación, otros haciendo ejercicios fuertes, otros se calman bailando, otros con terapia, o con yoga.
Hay que buscar la vuelta para que esa persona encuentre su equilibrio emocional a través de los distintos apoyos. Por otro lado, impulsar el ver como convivir con la incertidumbre y como comenzar a desarrollar habilidades de regulación.
Es cierto que hay personas que se desregulan más fácil y ahí, aparecen las habilidades de regulación emocional que pueden ser las de cambiar formas de pensar o comer. Hay muchas personas que si la realidad no sale como ellos prefieren se sienten frustrados y aparecen demandas nutricionales. El mundo debería ser como yo digo, o yo debería ser de otra manera, y las demandas irracionales muchas veces ayudan a que la gente se sienta descompensada, desregulada.
H M D T:
Justamente cuando usted nombra "Regulación" veo la importancia que tiene la palabra etimológicamente, ya que de por sí, la palabra dieta genera una ansiedad y pone a la gente a la defensiva.
A C :

Sí, la palabra dieta está en la cabeza de la gente como sacrificio o como una cosa dura, pero que se ponen o se la saca como si fuera una camiseta. Por eso mi último libro se llama "La Alimentación Inteligente", lo que pasa, es que cuando hay una epidemia sino interviene el estado los cambios son muy difíciles. El estado a través de los mecanismos de educación para cosas de la salud debería tener como prioridad programas para la escuela primaria y secundaria, cosa que no ocurre.
H M D T:
¿Doctor que reflexión le dejaría al oyente/lector que lo está escuchando?
A C:
Bajar de peso y mantenerse no es fácil pero tampoco es imposible. El asunto es ponerse objetivos pequeños y lograr pequeños cambios, el primero es ordenarse y hacer por lo menos cuatro comidas -desayuno, almuerzo, merienda, cena- y si es posible a media mañana y a media tarde una colación.
Ayuda mucho pesarse porque esta práctica ayuda a saber que se está haciendo con el peso. Comer más lento, la gente come muy rápido y cuando lo hace así, come más. Comer lento ayuda mucho a las personas a adelgazar.
Aumentar más la ingesta de las cosas que salen de la tierra -frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas que ayudan a adelgazar. Carnes magras y huevos, lácteos magros, controlar la cantidad de aceite, la cantidad de grasas, de azúcares, harinas y sal.
Ponerse un bocado en la boca y bajar los cubiertos para que una vez que tragamos volver a agarrarlos.
Si la gente aceptara bajar el 10% la cantidad de la porción de lo que come sería muy lograble bajar de peso, pero en cambio la gente se pone como meta bajar un 50% lo que come y eso, no se puede sostener.
Yo digo que adelgazar, es como escaparse de la cárcel, -en
grupo y con ayuda de afuera-, solo no es fácil, es más fácil cuando se hace
acompañado.
Producción de Nota: Horacio Muñoz de Toro - Programa N° 101, emitido el 14/9
