Uruguay, Montevideo: 10 mil personas para dar voz al pueblo palestino

"¡Palestina libre!". El grito también resuena en territorio uruguayo
Por Jean Georges Almendras, 02 de marzo de 2024
Hace varios años Eduardo Galeano escribió: "Queda poco de Palestina. Paso a paso, Israel lo está borrando del mapa. Los colonos invaden y detrás de ellos los soldados corrigen la frontera. Las balas sacralizan la expropiación, en defensa propia."
Hoy, si Eduardo estuviera todavía vivo, estoy seguro, no habría retratado sus palabras sino, por el contrario, las habría subrayado con su pluma y su voz, para resumir magistralmente el genocidio en curso que ya tiene un saldo de más de 30 mil muertos, en sólo cinco meses, sin tener en cuenta el número total de víctimas, en 76 años de asedio devastador. Galeano ciertamente nos asombraría y nos conduciría por los caminos más sabios y hábiles que surgen de su incisivo pensamiento de libertad y revolución, para poder comprender sin subterfugios ni hipocresías, los verdaderos fundamentos de la lucha palestina.
Hoy, considerando la situación actual en Palestina, donde no hay guerra sino exterminio perpetrado día tras día por el sionismo -con una huella que recuerda al nazismo- la solidaridad internacional se siente con fuerza en los cuatro puntos cardinales del planeta. Se hace sentir, puedes oírlo y eso nos muestra
tanto aquí como al otro lado del Atlántico, las multitudes humanas de ciudadanos del mundo que se manifiestan en las calles, avenidas y plazas de muchas ciudades al grito de "¡Palestina libre!", nos alientan y nos invitan a tomar medidas inmediatas. . Y aunque otra franja de ciudadanos sufre amnesia histórica, o insensibilidad, o mira hacia otro lado como si nada estuviera pasando, estas movilizaciones reclaman un poco de nuestra dignidad, como humanidad.

En las últimas horas se produjo en la capital de Uruguay una movilización de esta naturaleza, que reunió a alrededor de 10 mil personas. No fue convocada por el Gobierno de Luis Lacalle Pou -cuyo representante en la ONU, no hace mucho, siguiendo indicaciones del Ejecutivo, no votó, junto a otros países, por el alto el fuego en Palestina-, sino por entidades corporativas y organizaciones y grupos sociales, que están claramente en la línea opuesta a la de un hombre de gobierno que ha dado más bien recurrentes signos de indiferencia ante el genocidio, y con su silencio casi incluso de complicidad ante la furia implementada por el sionismo contra el pueblo palestino.
Su solidaridad como ciudadano del mundo, en primer lugar, y como gobernante en segundo lugar, hacia las víctimas palestinas de Gaza y Cisjordania, asesinadas por armas de fuego, bombas, hambre y una desolación indescriptible, está ausente. O al menos no se nos da a saber, ni de sus labios ni en el ejercicio de sus funciones, como correspondería a un representante de una democracia.
Miles de uruguayos se manifestaron en la calle principal de la capital uruguaya gritando: "No es una guerra, es un genocidio" . Jóvenes, no tan jóvenes, familias enteras y niños, con pancartas y valientes consignas de solidaridad y militancia, marcharon desde el municipio capitalino hasta la Plaza Indipendencia, con bombos y platillos y banderas palestinas. Un grupo de mujeres jóvenes, en un punto determinado de la marcha, en la Plaza Cagancha, megáfono en mano, y con pañuelos típicos palestinos (kefih) en el rostro, leyeron una proclama directa; un anuncio de cuya profundidad - estoy seguro - se hablará durante mucho tiempo.

"Palestina es una unión de luchas, culturas y creencias. Musulmanes, judíos, ateos, bautizados, todos son parte de un solo pueblo y de una sola tierra llamada Palestina. No necesitan que estemos de acuerdo con su resistencia, siempre seguirán resistiendo, no son víctimas a las que hay que llorar. No son personas sobre las que necesitemos contar historias tristes. Son un pueblo que necesita su libertad. Por eso apoyamos y defendemos su autodeterminación y su desobediencia en todas sus formas. No habrá paz hasta que haya justicia y libertad. ¡Palestina libre!".
Trescientos metros más adelante, un ciudadano colgó una bandera israelí en la ventana de un edificio. No era un manifestante, era un provocador al que abuchearon. Posteriormente, la manifestación llegó hasta la Torre Ejecutiva, última parada de la marcha. Luces apagadas y bloqueadas por la policía, pero literalmente rodeadas de voces que insisten en la libertad de Palestina. Intervinieron algunos representantes de organizaciones sociales.
También habló la embajadora de Palestina en Uruguay, Nadya Rasheed, quien agradeció a los activistas por la paz y a todos los presentes por su apoyo y solidaridad, pidiendo también a todos un minuto de silencio por las muertes en Palestina. Fernanda Aguirre, del PIT/CNT, subrayó la tarea del movimiento social de seguir denunciando la ocupación ilegal, el apartheid y "las acciones genocidas que el Estado sionista está llevando a cabo en Gaza y Cisjordania" pidiendo enérgicamente "la ruptura de relaciones diplomáticas ( nota del editor : del gobierno uruguayo), con Israel! ¡Dejen de servir al imperio! Viva la solidaridad entre los pueblos."

Tres postes en la Plaza Independencia de Montevideo, frente a la sede de gobierno y cerca del Mausoleo de Artigas -que representan símbolos patrios uruguayos- representaron la oportunidad aprovechada por manos anónimas que izaron la bandera palestina en cada uno de ellos. El escenario ideal para una movilización social, impactante y multifacética, pero única en su atractivo y denuncia.
No hubo incidentes, como quizás esperaban los provocadores de todos los tiempos. Fue una movilización pacífica. Fue una oportunidad para gritarle fuerte al sionismo local e internacional que en Montevideo no hay antisemitas, hay un pueblo que ama la libertad y es solidario, no sólo en la capital, sino también dentro de Uruguay, porque esta movilización fue convocada a nivel nacional, registrándose escenas de la misma naturaleza en no pocas ciudades del Interior.
En Palestina, en cada rincón de esa tierra, hay sufrimiento, muerte, dolor, ira, indignación, impotencia. El mundo entero está presenciando un genocidio. Hay gobernantes que dicen basta de este genocidio y actúan en consecuencia, hay otros que guardan silencio y al hacerlo se vuelven cómplices. Al mismo tiempo, están aumentando las movilizaciones sociales que condenan esta horrenda realidad de estilo nazi.
Pero, mientras tanto, cada segundo que pasa es vital para los palestinos. Por eso única y exclusivamente el egoísmo humano no debe predominar sobre la solidaridad o las ideas, porque en esas tierras se vive una verdadera carrera contra el tiempo.
No es metafórico. Es real.
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