RECONSTRUIR LA CONCIENCIA

Por Juan Alberto Rambaldo

Es claro el mensaje para nosotros que se suponía que debíamos ser los cuidadores de la vida sobre el planeta. Si se nos ocurre producir una hecatombe nuclear que por las consecuencias de esa misma deflagración no solo va a poner en peligro a todas las especies del planeta sino también a nuestros hermanos del cosmos, ellos van a intervenir para poner fin a esta obra destructiva del hombre sobre la Tierra. 

Eso no quiere decir que van a hacer desaparecer la vida de superficie del planeta, sino simplemente, van a apuntar en contra de aquellos que mantienen en su espíritu, en su mentalidad y en su percepción de la realidad, que todo lo que existe es para sí, para acumular y gozar sin importar las consecuencias de lo que pase y que sus ansias de poder los llevan a una realización de una masacre como es la guerra nuclear.

Lo dicen claramente, van a preservar la existencia de aquellos que le dan valor a la vida y a su sentido ontológico. Cuando hablamos de vida, no es solamente como nosotros podemos percibirla en la mirada de otro ser humano, sino,  que es toda la expresión del florecimiento de la Tierra, de los vegetales, de los animales, de todo lo que en ella habita. En el universo todo es vida y por eso, a nuestros hermanos del cosmos que lo tienen absolutamente claro no les quedará más remedio que eliminar a aquellos que atentan contra ella.

En el mensaje nos dicen que podrán hacerlo a través de sus rayos de antimateria así como lo hicieron en Sodoma y Gomorra. También nos esclarecen, sobre estas dos ciudades que nosotros tomamos como ejemplo de lo que es la violación de la Ley Universal, haciéndonos notar que sus habitantes en realidad eran nenes de pecho al lado de lo que nosotros estamos haciendo en la actualidad.

Si nosotros observamos alrededor vemos que estamos devastando la superficie del planeta, contaminando las aguas, la atmósfera y contaminando radiactivamente todo.

¿Qué es lo que podemos esperar?

Somos una generación que se suicida, que es autodestructiva, es como si estuviéramos buscando el modo de hacernos desaparecer a nosotros mismos, porque estamos viviendo todo el tiempo con la amenaza de una inminente guerra nuclear. Esa es la muestra más cabal de lo que es el suicidio de una especie y de una generación.

No existe absolutamente ninguna lógica sobre nuestro actuar, nos hemos construído en el criterio del dominio del hombre por el hombre, en la concentración política, económica, cultural y del poder en manos de unos pocos, entonces, las consecuencias no pueden ser otras que esta situación en la que vivimos.

Cuando ellos hablan de salvar a aquellos que tengan una percepción de su entendimiento y construcción de vida, lo que uno trata de hacer, es que se produzca una mutación en la conciencia de aquellos que todavía no lo perciben y no por el hecho de salvar la vida como cosa material, sino, por el hecho de salvar el espíritu. Es imprescindible que recordemos que aquel que no cumple con los mandatos universales está destinado a la segunda muerte que es la vuelta al espíritu colectivo animal, o peor aún, a los orígenes de esos lodos nauseabundos que generaron los primeros microorganismos, un duro castigo que durará 700 millones de años con la conciencia de saber quienes somos. 

Krishna, Buda, Confucio y cada uno de los enviados cósmicos  nos vinieron a transmitir la Ley, nos legaron su mirada en lo que después se transformaron en religiones, desvirtuándose después en instrumentos de poder en lugar de instrumentos de construcción de conciencia.

Nosotros desde acá tratamos de alguna manera de retomar el concepto de reconstrucción de conciencia.

Programa N° 244, emitido el 18/7