EL PAPA FRANCISCO

Por Alejandro Olmos Gaona
Ante la muerte de nuestro querido Pastor, huelgan las palabras, porque no alcanzarían a definir con rigurosidad lo que fue, lo que hizo, sus luchas para transformar una Iglesia con muchas oscuridades, y su constante preocupación por lo que menos tienen, los desclasados, los que viven en el desamparo y la marginación constante.
La mayor oposición a su papado estuvo dentro de las propias jerarquías, pero a pesar de ello, de las difamaciones que sufrió, de momentos dificiles que supo enfrentar, su magisterio nos deja un legado diferente a muchos que conocimos."
¡Cuánto desprecio se manifiesta a veces hacia los más débiles, los marginados, los migrantes! fue una de las frases que marcó su concepción de lo que ocurría en el mundo. Y así como conservó tradiciones y enseñanzas de la Iglesia de Roma, hizo cambios sustanciales para modificar lo que parecía una corte monárquica como la definió, y su vida en Santa Marta fue un ejemplo de su austeridad y de la concepción que tenía del magisterio eclesial. Y aunque tuvo que luchar con muchos protocolos y formalidades tratando de deshacerse de ellos, él solo no podía y debió aceptar tradiciones y rigideces seculares que seguramente no le gustaron.
Una de sus magistrales enciclicas fue Laudato Si, donde habló del cuidado de la casa común, tan depredada por los mercaderes de los negocios, a quienes solo les interesa el lucro y la codicia de los bienes que son de todos.
Su constante concepción sobre la vida de los pobres y los excluídos marcó aspectos sustanciales de su pontificado, como también luchar contra la corrupción de la Iglesia, sancionando a cardenales y sacerdotes, que llegaron hasta el crimen de los abusos sexuales y la pedofilia.
Hizo lo que pudo, luchó con todas sus fuerzas por ser mejor Pastor, siempre estaba su palabra nada convencional señalando el camino. En medio de una fragilidad que anunciaba su muerte, sobreponiendose a ese fin anunciado nos dejó su bendición de Pascua de Resurrección como un simbolo para que recordemos su legado, y sigamos las enseñanzas evangélicas que él interpretó magistralmente.
Que nuestro Señor Jesús lo lleve a contemplar la luz de su rostro y descanse en paz.