NI TRAGEDIA NI CASTIGO DIVINO

06.12.2025

Ciento veinticuatro personas murieron en Argentina -por lo menos hasta ahora- como consecuencia del negocio del Fentanilo contaminado. No se trata de tragedia, no se trata de un castigo divino, sino, que se trata, de las dos vertientes de los negocios vinculados a los laboratorios.
















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Los negocios legales y los ilegales, con una matriz de funcionamiento que se puede ver en el presente de consumo feroz que está teniendo la población de EE.UU. con miles de muertos por años y que tienen que ver con esa cara oculta del negocio del fentanilo.

Cuando esta semana se dio a conocer el informe de la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados de la Nación sobre el fentanilo quedaba por detrás la lucha permanente de las mujeres. Una vez más, las mujeres en la Argentina poniendo el cuerpo, la sensibilidad, pidiendo justicia como alguna vez, hicieran nada más y nada menos que las Madres de Plaza de Mayo que le pusieron el cielo blanco en su pañuelo, a la esperanza y a la dignidad del pueblo argentino.

Por eso quería compartir con ustedes esto que escribí para la agencia Pelota de Trapo:

La única utopía que tenemos es que haya justicia

Dice una de las mujeres del fentanilo. Esta es una nueva demostración de las mujeres coraje de la historia argentina. Las que siguen reclamando dignidad y reclamo de justicia a pesar del dolor insoportable de haber perdido un ser amado como consecuencia de un negocio multinacional cobijado por nichos de corrupción estatales y privados.

El fentanilo no mata porque hay dioses malos sino, porque hay un negocio legal e ilegal del producto. Así se inició la peor epidemia que hoy enfrenta EE.UU., que le sirve al presidente Trump para acusar indistintamente a China o a los hijos del Chapo Guzmán, en lugar de reparar los negocios autorizados por el estado norteamericano a los laboratorios que crearon la demanda de este opioide después de popularizar su ingesta.

Estas mujeres del fentanilo, estas nuevas mujeres coraje de la Argentina, de una Argentina saqueada por la comunión de los intereses privados y los nichos de corrupción estatales, llegan incluso a pedir perdón ante un puñado de legisladoras y legisladores santafesinos, que recién ahora las escuchan, tal como sucedió el 26 de noviembre de 2025 en Santa Fe de la Vera Cruz, capital del segundo estado argentino.

124 personas murieron en Argentina, 59 de las cuales eran de la provincia de Santa Fe, víctimas del fentanilo contaminado, vendido y comprado por sectores privados y estatales a laboratorios que ya habían presentado sus credenciales asesinas desde antes del 2016 cuando fue incendiado el establecimiento Apolo en la ciudad de Rosario, propiedad de los mismos delincuentes de guante blanco que luego abrieron HLB PHARMA en la provincia de Buenos Aires y que además de esa droga vendían un suero casi al 60% de los efectores de salud del país.

Negocios e impunidad

Las vidas humanas importan muy poco. Las mujeres del fentanilo dicen que hay que despertarse, que a cualquiera le pueden inyectar veneno por cualquier motivo mientras no exista ningún tipo de control sobre lo que llega a los brazos de las y los pacientes de hospitales y sanatorios.

Las mujeres del fentanilo reclaman humanidad, los destratos que sufrieron bordean hasta el delito de secuestro a quienes reclaman, gente que fue encerrada en una oficina para no manifestarse contra los sanatorios en donde murieron sus seres amados. Exigen que las autoridades políticas las reciban y que además marquen públicamente a los sanatorios que les mintieron en la cara, ignoraron sus reclamos y que hasta les cobran $ 30.000 por la copia de las historias clínicas de sus seres amados.

Larga historia política de los negocios de salud privada, largas crónicas de silencios y complicidades de sectores políticos y judiciales que trabajaron a favor de semejante poder. Uno de los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lerenzetti sabe mucho de esta historia por cuando era socio y abogado de la gerenciadora de salud en tiempo del desguace del PAMI a favor de la familia de la salud privada de su ciudad natal de Rafaela.

Las mujeres del fentanilo denuncian que hay alrededor de 50.000 ampollas dando vueltas por la Argentina, que alguien las vendió, que alguien las compró, que están allí en el mercado clandestino que se formó tal como sucedió en el imperio.

Las mujeres del fentanilo atravesadas por un dolor tan profundo como el amor por sus seres amados y arrebatados, quieren que no se repitan estas muertes. Es posible que se equivoquen porque los negocios mafiosos que garantizan mucho dinero no saben de dignidades ni de épicas de gente sensible que jamás imaginó estar atravesando semejante vía crucis.

Pero allí están ellas, de pié en carne viva, pidiendo un cachito de humanidad y algo de justicia. Es imprescindible acompañarlas, pedirles perdón, y saber que en su dolor hay una fenomenal entrega a favor de una sociedad menos indiferente.

Programa N° 264, emitido el 5/12

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