Los casos de sarampión se disparan en todo el mundo

28.04.2025

Información esencial sobre los brotes y sus consecuencias para la infancia 

El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa, con consecuencias que pueden ser mortales para los niños y niñas pequeños.

Hay demasiados lugares en el mundo donde el sarampión se está propagando debido a las bajas coberturas de inmunización.

En los últimos cinco años han aparecido brotes de sarampión en más de 100 países, donde viven aproximadamente el 75% de todos los niños y niñas del mundo.

Sin embargo, sabemos cómo detener esa propagación.

Las vacunas contra el sarampión son seguras y eficaces. Constituyen la mejor forma de evitar que los niños y niñas padezcan la enfermedad y la contagien a otras personas.

Ante el drástico aumento de los casos de sarampión, te presentamos cinco datos fundamentales:

1. El sarampión puede ser mortal.

El sarampión mata a cerca de 300 personas al día, lo que equivale a unas 12 personas cada hora, en su mayoría niños y niñas menores de cinco años.

Aunque un niño o niña sobreviva a una infección, el virus del sarampión puede tener efectos a largo plazo sobre su salud o causarle discapacidades permanentes.

En algunos casos, el sarampión puede conllevar complicaciones graves como la neumonía, la diarrea intensa, la ceguera y la encefalitis (edema cerebral). También puede debilitar el sistema inmunitario de la persona que lo padece y aumentar el riesgo de que sufra otras infecciones mucho después de haberse recuperado del sarampión, un fenómeno que recibe el nombre de amnesia inmunitaria.

Todos los niños y niñas que no han recibido las vacunas necesarias para estar protegidos contra el sarampión están en peligro. Aquellos que además padecen malnutrición o tienen menos de cinco años son aún más vulnerables.

2. El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del planeta.

El sarampión es una enfermedad extremadamente contagiosa que se transmite por vía aérea. Se propaga con gran facilidad cuando las personas infectadas respiran, tosen o estornudan, ya que al hacerlo liberan partículas del virus que permanecen en el aire o se depositan en las superficies, y que pueden seguir siendo infecciosas hasta dos horas después. Por desgracia, las personas infectadas con el virus pueden empezar a contagiar el sarampión a otras personas incluso antes de saber que han contraído la enfermedad, cuatro días antes de que aparezca la típica erupción cutánea causada por el sarampión.

El 90% de las personas que no están inmunizadas y entran en contacto directo con un niño o niña infectado con sarampión también contraerán la enfermedad.

El virus del sarampión no conoce fronteras. En los últimos cinco años, más de 100 países se han visto afectados por un brote de la enfermedad, entre ellos algunos que ya habían eliminado el sarampión por completo.

UNICEF/U.S. CDC/UNI677988/Amanda Voisard
UNICEF/U.S. CDC/UNI677988/Amanda Voisard

3. Las vacunas son la mejor forma de detener los brotes y proteger a la infancia.

Las vacunas contra el sarampión son seguras. Dos dosis de una vacuna contra el sarampión ofrecen un 99% de protección frente a la enfermedad de por vida. Son la mejor manera de evitar que los niños y niñas contraigan el sarampión y contagien la enfermedad a otras personas. Ningún niño o niña debería correr el peligro de sufrir graves complicaciones de salud o morir a causa del sarampión.

Desde 1974, las vacunas contra el sarampión han salvado cerca de 94 millones de vidas. Han protegido a más personas que cualquier otra de las vacunas del Programa Esencial de Inmunización.

Pese a que hoy en día la mayoría de los países ya han incluido las vacunas contra el sarampión en sus calendarios de vacunación, aún hay demasiados niños y niñas que no han sido inmunizados. En su mayoría, las causas de que los niños y niñas no se vacunen tienen que ver con la desigualdad, la pobreza y la escasez de servicios en las comunidades.


4. La baja cobertura de inmunización favorece los brotes de sarampión.

Al ser una enfermedad que se propaga con gran rapidez, es fundamental mantener altas tasas de vacunación en las comunidades a fin de evitar brotes.

Para proteger a las comunidades de los brotes de sarampión, se necesita una cobertura de vacunación con dos dosis del 95% o superior. Todos los niños y niñas deberían recibir la vacuna contra el sarampión.

En la actualidad, la tasa de cobertura mundial de la primera dosis de la vacuna es del 83%, y de solamente el 74% para la segunda dosis. Esos niveles se sitúan muy por debajo del porcentaje necesario para garantizar su protección, contribuyen a la propagación del sarampión y generan un riesgo mayor para los niños y niñas no vacunados y para otros grupos vulnerables.

La vacunación sistemática contra el sarampión y las campañas de vacunación masiva en los países con altos índices de casos son esenciales para detener los brotes y reducir el número de muertes por sarampión en todo el mundo.

5. Los viales de cinco dosis pueden ayudar a los gobiernos a salvar más vidas.

Las vacunas contra el sarampión se suelen adquirir en viales de diez dosis. Tras abrir un vial, los trabajadores sanitarios solo tienen unas horas para administrar todas las dosis a diez niños o niñas. Pasado ese plazo, las dosis que no se han aprovechado deben desecharse.

Los profesionales de la salud a veces son reacios a abrir un nuevo vial que solamente van a utilizar con uno o dos niños, pues saben que las demás dosis se perderán. Con demasiada frecuencia, esa reticencia y el miedo a desperdiciar viales los llevan a no abrirlos y, como consecuencia, muchos niños y niñas se quedan sin recibir las dosis que necesitan para protegerse del sarampión.

Cambiar los viales de diez dosis por viales de cinco dosis es una manera sencilla de contribuir a ampliar la cobertura de inmunización contra el sarampión y reducir el número de dosis desaprovechadas. 

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