Taller «Protejamos la noche»: apagar luces para salvar vidas

27.08.2025

La iluminación artificial es una de las alteraciones antropogénicas más significativas del planeta. Afecta a la reproducción de plantas y animales, alterando gravemente los ecosistemas nocturnos; también influye en los humanos, perturbando los ritmos circadianos y nuestro bienestar. Por ello, un grupo de científiques del CONICET creó el taller «Protejamos la noche», para invitar a repensar cómo iluminamos nuestro entorno y proponer acciones concretas para cuidar estos espacios naturales. Se realizará el próximo 27 de agosto y está abierto a todo el público.

Por Iñaki Rubio Mendoza para La tinta

La noche nunca fue sinónimo de vacío, tampoco de silencio y mucho menos de inactividad. Lejos del bullicio urbano y de los faroles encandilantes, existe un universo de relaciones, ritmos vitales y procesos biológicos que solo ocurren cuando el sol se esconde. Una oscuridad que día a día está más amenazada por la luz artificial que los humanos producimos, apagando la vida que habita en las sombras e interrumpiendo estos procesos naturales que conforman el denominado ecosistema nocturno. "La luz artificial afecta a la reproducción de las plantas y su supervivencia, así como a la puesta de huevos y la alimentación de varios animales. Son cambios antrópicos que perturban la naturaleza", dice la becaria doctoral Corina Vissio, bióloga integrante del Laboratorio de Ecología Evolutiva y Biológica Floral del CONICET-UNC.

Estas perturbaciones son una de las alteraciones antropogénicas más significativas del planeta: según un estudio de 2016 publicado en la revista Science Advances, el 83% de la población mundial vive bajo cielos contaminados por luz artificial, una cifra que en Europa y EE. UU. llega al 99%. En la Argentina, la situación no es tan grave, pero científicos alertan que el país avanza hacia la misma dirección. "Es buen momento para empezar a pensar cómo nos está afectando esto, generar información y planificar estratégicamente cómo queremos iluminar las ciudades, las casas… Necesitamos tomar acciones que mitiguen este disturbio antes de que sea demasiado tarde", continúa Vissio.

La científica y su equipo llevan ocho años estudiando la contaminación lumínica y su impacto en el sistema de polinización nocturna, concretamente, en el de los esfíngidos, que pertenecen al grupo de las mariposas. En este sentido, crearon el taller «Protejamos la noche»,en el que pretenden brindar los conocimientos y las herramientas necesarias para colaborar en la protección de los ecosistemas nocturnos. "El objetivo es estudiar el efecto que distintos tipos de luces tienen sobre la polinización nocturna acá en Córdoba, involucrando activamente a la ciudadanía para mitigar estas alteraciones y para que la ciencia no quede encerrada en un laboratorio", dice Corina.

Taller teórico-prácticoLa actividad estará dividida en una parte teórica y otra práctica. "En la parte teórica, se explicarán los conceptos clave: qué es la contaminación lumínica, cómo funciona la polinización nocturna, qué tipos de luces hay en el alumbrado público. Luego, en la parte práctica, explicaremos qué es una red de difracción y mostraremos a les asistentes cómo se usa, para que ellos mismos puedan tomar datos con un kit de difracción que incluye un simple pedazo de DVD; con ese kit y la cámara del celular, cualquier persona puede identificar el tipo de luz que hay en su barrio. La información se sube a una app libre y gratuita, junto con la hora y la geolocalización". 

Después, cuenta Vissio, la idea es elaborar un mapa de vulnerabilidad lumínica de la provincia de Córdoba, analizando cómo cada tipo de luz artificial afecta los procesos ecológicos nocturnos, para poder generar así estrategias de planificación urbana. No obstante, la bióloga asegura que revertir la situación está al alcance de cualquier persona y propone medidas concretas fáciles de llevar a cabo: "Por ejemplo, se pueden usar sensores de movimiento que hacen que la luz se prenda ante un estímulo, de esta manera, no permanece prendida toda la noche. Si vivís en un entorno natural como en las sierras, puedes evitar prender la luz cuando sea posible, para preservar el entorno y que se mantenga oscuro. Se trata básicamente de apagar las luces exteriores cuando no son necesarias".

El taller es gratuito y abierto a todo público, y se realizará el próximo 27 de agosto en modalidad presencial y virtual. Habrá dos turnos disponibles: de 9:30 a 11:00 y de 11:30 a 13:00. La instancia presencial tendrá lugar en el Centro Nacional PLM de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC, y para inscribirse será necesario rellenar el siguiente formulario. No hay fecha límite para inscribirse, pero el número de plazas es limitado. 

Un llamamiento a la conciencia

"Esta situación también nos afecta a nosotros, los humanos. Perdemos biodiversidad. Perdemos la posibilidad de observar el cielo nocturno, fundamental para la astronomía. Pero, sobre todo, perdemos salud: cada vez más estudios demuestran que la luz artificial altera los ritmos circadianos humanos y puede afectar nuestro bienestar", dice la doctoranda. No obstante, a menudo la sociedad no es consciente de la gravedad, hasta llegar a cuestionar dichos disturbios. "Muchas personas nos dicen que no se pueden apagar todas las luces por una cuestión de seguridad; lo entendemos, pero esa no es la cuestión. Se trata de iluminar las zonas estrictamente necesarias, sin poner en jaque seguridad alguna; también tratamos de deconstruir estos argumentos y ofrecer información". Asimismo, Vissio denuncia que el proyecto no obtuvo financiamiento estatal y que fue posible realizarlo gracias a una fundación londinense, luego de haberse presentado a una convocatoria: "Creemos que el Estado debe sostener y financiar la ciencia propia, porque investigar también es construir soberanía, que el Estado sea capaz de identificar sus problemas y generar políticas públicas para ayudar".