¿Qué pasará si se seca la selva amazónica?

La parcela bajo estudio se convirtió de sumidero a receptor de dióxido de carbono antes de volver a estabilizarse.
Troncos caídos podridos, árboles que crecen de manera dispersa y altas temperaturas, es lo que revelan 24 años de observaciones realizadas para estudiar los efectos que podría tener una sequía sostenida derivada del cambio climático sobre la selva amazónica, el principal pulmón vegetal del mundo.
Se trata del 'Proyecto de Estudio de la Sequía Forestal' (Esecaflor, por su abreviatura en portugués), una iniciativa lanzada en 2000 por un grupo de científicos brasileños y británicos, que ha derivado en decenas de artículos científicos en diversas áreas, que incluyen la ecología, la meteorología y la fisiología, detalla AP.
El interés no se restringe puntualmente a ese complejo ecosistema, que abarca varias naciones suramericanas, sino que apunta hacia su capacidad para almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero al que se atribuye el calentamiento global y que se produce en razón de actividades como la quema de combustibles fósiles.
Así, de este modo, cuando los árboles se secan, se talan o se mueren por la falta de lluvias, se libera a la atmósfera el dióxido de carbono que almacenaban, lo que constituye un factor de aceleración del aumento de la temperatura en el planeta.
El experimento
A efectos de evaluar el estrés ambiental que produce una sequía sobre la selva, los investigadores cercaron un área equivalente a una hectárea con 6.000 paneles de plástico en interés de desviar el 50 % de la lluvia del Bosque Nacional de Caxiuana. El agua se recondujo a través de canaletas y después se desvió a través de zanjas cavadas en el perímetro de la parcela.
Para poder comparar, al lado se instaló una parcela idéntica sin modificaciones sobre el curso del agua. Adicionalmente, se instaló instrumental en árboles y en el suelo, con el objetivo de medir, entre otras variables, la humedad del suelo, la temperatura del aire, el crecimiento de las especies vegetales, el desarrollo de las raíces y el flujo de la savia.
Los radares de la Agencia Espacial de EE.UU. (NASA) se encargaron de medir la cantidad de agua en las plantas, lo que ayudó a los científicos a conocer el nivel de estrés presente en el bosque. Una vez compilados todos los datos, se envían al Laboratorio de Propulsión a Chorro de la agencia, donde se procesan.

Los hallazgos
Inicialmente, "el bosque parecía ser resistente a la sequía", refirió Lucy Rowland, profesora de ecología de la Universidad de Exeter vinculada con el proyecto. Sin embargo, unos ocho años después, ella y sus colegas comenzaron a notar cambios apreciables, que incluyen "una disminución muy pronunciada de la biomasa, grandes pérdidas y la mortalidad de los árboles más grandes".
En el largo plazo, esta situación se ha traducido en la pérdida de cerca del 40 % del peso total de la vegetación, pero también del dióxido de carbono que almacenaban los árboles que perecieron por causa del estrés hídrico. Más todavía: la parcela se convirtió de reservorio a emisor de dióxido de carbono antes de estabilizarse, según revela un estudio aparecido este mes de mayo en la revista Nature Ecology & Evolution.
Empero, no todos fueron malas noticias. La investigación sirvió para demostrar que la sequía prolongada no convirtió la selva tropical en una llanura de pastizales o en una sabana, como se había predicho en otras investigaciones basadas en modelos.
¿Recuperación?
Como siguiente paso, los responsables del proyecto se plantean evaluar la capacidad de recuperación del bosque. A estos efectos, en noviembre pasado retiraron la mayor parte de los paneles de plástico y se dispusieron a hacer observaciones durante un tiempo, cuyo fin no se ha fijado de antemano.
El meteorólogo João de Athaydes, vicecordinador de Eseecaflor y coautor del estudio, considera que el bosque se ha adaptado a la condición de sequía, por lo que "la idea es ver si el bosque puede regenerarse y volver a la situación inicial".
En adenda, los hallazgos también han permitido establecer paralelismos con los efectos que han dejado el Niño sobre la Amazonía. El fenómeno meteorológico produjo reducción de las precipitaciones, picos de temperatura y mayor sequedad del aire, mientras que en el experimento solo se alteró la humedad del suelo para estudiar los efectos a largo plazo de los cambios en el patrón de lluvias.
"Pero en ambos casos observamos una pérdida de la capacidad del bosque para absorber carbono. En lugar de eso, el carbono se está liberando de nuevo a la atmósfera, aunado a la pérdida de la cubierta forestal", explicó Rowland.
Fuente:
https://actualidad.rt.com/actualidad/551740-experimento-sequia-selva-amazonica