Una poderosa tormenta solar destroza el campo magnético de Júpiter provocando una temperatura inesperada de 500 °C.

Una poderosa tormenta solar ha impactado con fuerza la magnetosfera de Júpiter, provocando un fenómeno sin precedentes que ha sorprendido a la comunidad científica. A pesar de ser el planeta más grande y con uno de los campos magnéticos más fuertes del sistema solar, Júpiter no fue inmune a los efectos extremos de una intensa corriente de viento solar que lo azotó recientemente. Según un estudio publicado el 3 de abril de 2025 en la revista Geophysical Research Letters, los investigadores detectaron un repentino y alarmante aumento de temperatura en la atmósfera superior del planeta, que alcanzó los 500 °C como resultado del colapso momentáneo de su escudo magnético.
Este calentamiento inesperado fue causado por la compresión de la magnetosfera joviana, cuando el viento solar —una corriente de partículas cargadas emitidas por el Sol— se intensificó y aplastó el campo magnético de Júpiter, permitiendo que una gran cantidad de energía penetrara directamente en su atmósfera. Las observaciones fueron posibles gracias a una combinación de datos de sondas espaciales y telescopios infrarrojos, que permitieron a los científicos monitorear en tiempo real los efectos del fenómeno.
Los resultados del estudio no solo ponen en duda las suposiciones sobre la aparente invulnerabilidad de los gigantes gaseosos frente a la actividad solar, sino que también ofrecen un nuevo modelo para comprender cómo este tipo de eventos podrían afectar a otros planetas, incluida la Tierra. Aunque nuestro planeta tiene una magnetosfera protectora, tormentas solares extremas también pueden causar daños en satélites, redes eléctricas y sistemas de navegación. Comprender cómo reacciona una atmósfera como la de Júpiter frente a una agresión solar de tal magnitud puede brindar pistas valiosas para mejorar nuestras estrategias de protección ante fenómenos espaciales.
Este descubrimiento marca un avance significativo en la ciencia planetaria y en el estudio del clima espacial, y refuerza la importancia de monitorear constantemente la actividad solar, no solo por su impacto en la Tierra, sino en todo el sistema solar.
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